martes, 11 de octubre de 2011

Luis García Montero: El valor de los cuidados.

Luis García Montero

El poeta José de Espronceda, a pesar de su lucidez irónica y su inclinación a mofarse de las mentiras de la sociedad, nunca perdió el instinto de la compasión. Aunque renegaba en la mesa del café de todo sentimiento caritativo, durante las epidemias de cólera morbo que asolaban Madrid, se metía a escondidas en casa de los enfermos para cuidarlos. Lo contó su amigo Ferrer del Río en un ensayo biográfico que ahora reedita Jesús García Sánchez como prólogo a la Poesía Licenciosa (Visor, 2011) del famoso romántico.

El sentido de la rebeldía ante la sociedad injusta es inseparable de una conciencia clara del valor de los cuidados. Pero más allá incluso de la disidencia, los cuidados adquieren una significación decisiva. Fundan la comunidad, hacen posible el sentido de pertenencia. Los desvelos de los amantes, la atención de los padres a los hijos, de los jóvenes a los mayores, de los sanos a los enfermos, crean el espacio común, la razón de la historia compartida. Hay muchos motivos para sospechar del nacionalismo de cualquiera que renuncie a los cuidados. Su patria, más que la respuesta geográfica a la existencia de una comunidad, será la tapadera de los mercaderes, la selva de los avaros.


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